¿Qué tienen en común las margaritas y los lagartos? Pues nada, pero me gustan. Y como me gustan un montón de cosillas más, que no tienen nada que ver las unas con las otras pero que me producen pequeñas felicidades cotidianas, he decidido crear este "cajón desastre" donde encontrar de todo un poco, quizás sin orden, quizás sin lógica, pero al fin y al cabo así soy yo.





miércoles, 18 de marzo de 2015

NAPOLES-POMPEYA-CAPRI

CAPRI (marzo 2014)

Si ayer nos paseábamos por la historia por las calles de Pompeya hoy toca viajar al glamour de los años 60. Nos vamos a Capri.

Desde el puerto de Nápoles cogemos un transbordador hacia la isla de Capri. El viaje dura una hora aproximadamente.

Capri es una isla pequeña, de pueblecillos con callejuelas estrechas y aguas cristalinas. Como es marzo, y el agua está un poco fresquita, nos saltaremos cualquier actividad relativa con remojarse aunque sea solo un poco. Así que nos centramos en recorrer básicamente la ciudad de Capri.


El barco nos deja en Marina Grande. Desde allí hay que subir hasta la ciudad (pueblecito) de Capri por una carreterita super-estrecha y empinada. Cogemos un mini-autobus adaptado a la mini-carretera que nos lleva hasta la Piazzeta, conduciendo como si la carretera fuera una autopista de cinco carriles y llevara un camión de ganado y sin el más mínimo miramiento en frenadas y arrancadas. Llegamos a la Piazzeta. Está en el centro de Capri y desde allí parte un amasijo de callejuelas.

Marina Grande
La Piazzeta está rodeada de tiendas de lujo por todos lados. Capri fue la isla del glamour y de moda en los años 60, cuando Jacky Kennedy y la gente de la "jet-set"  visitaban la isla asiduamente. De aquella época persisten las grandes marcas que abarrotan las callejuelas, una tras otra, creo que nunca vi en un espacio tan concentrado una cantidad tan abrumadora de marcas de lujo: Dior, Prada, Gucci, D&G,... Otra de las herencias de aquella época son los precios, caro no, carísimo todo. El plato de pasta que nos comimos (eso sí, con vistas al mar) y unas cervecitas lo pagamos a precio de bogavante como poco.

La Piazzeta

Vista desde la Piazzeta

Las callejuelas eran bonitas, empedradas, blancas... pero a la que te descuidabas se te acababa Capri y te habías salido del pueblo :)


callejuelas de Capri




Cogimos otro autobús hacia Marina Piccola para ir hasta la pequeña playa que hay. El agua, realmente espectacular, verde azulada y preciosa. Lástima que fuera marzo! Un poco fría para un bañito.

Marina piccola





Hasta las gaviotas son glamurosas en Capri ;)

Gaviotas 



Para reponer fuerzas decidimos entrar en una heladeria-pastelería y pedimos una especie de super-champiñón dulce que no recuerdo cómo se llamaba pero que era muy típico de  la isla. Rico.





En resumen, Capri tiene mucha fama y mucho glamour (un poco caducado) pero es más la fama, que lo que realmente nos hemos encontrado. Los precios excesivamente caros no se corresponden a lo que actualmente es la isla. Los paisajes son preciosos aunque al ser invierno no se pueden disfrutar al cien por cien y la isla en sí, me ha producido una sensación de claustrofobia debido a sus estrecheces y poco espacio abierto, por lo que en verano y llena de gente tiene que ser un poco agobiante.

Vale la pena la visita? Si. Repetiría? No

Ciao da Capri!



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