Dos colores compiten en Oia (Santorini) por ser protagonistas, el azul de su cielo, de su mar y de sus cúpulas redondeadas y el blanco del encalado de sus casas. Paseando por sus serpenteantes callejuelas se respira tranquilidad, a pesar de los miles de turistas que las invaden a diario provenientes de cruceros que tal como llegan, se van, sin más emoción que las visitas a los tenderetes de souvenirs. He de reconocer que llegué a Santorini como uno de ellos, y circulé con la manada por la arteria principal del pueblo, pero también me perdí por las callejuelas empedradas que descendían por la ladera, descubriendo terracitas que miraban al mar desde su altura en el acantilado, contemplando esas cúpulas azules tan fotografiadas, y esas vistas que me llenaban de paz. Tan sólo una hora. Una hora para gravarlo en la memoria. Una hora para descubrir un pueblo de encanto. Una hora y saber que volveré. Volveré para disfrutar del espectáculo del atardecer más bonito del Mediterráneo y que no pude ver. Volveré, pero sin prisas.
sábado, 18 de septiembre de 2010
viernes, 1 de enero de 2010
CALLEJEANDO
CALLEJEANDO POR EUROPA
MUNICH-SALZBURGO-NEUSCHWANSTEIN-DACHAU
CALLEJEANDO POR ÁFRICA
MARRUECOS SUR (FEZ-DESIERTO-MARRAKECH)
CALLEJEANDO POR AMÉRICA
CUBA
Suscribirse a:
Entradas (Atom)