¿Qué tienen en común las margaritas y los lagartos? Pues nada, pero me gustan. Y como me gustan un montón de cosillas más, que no tienen nada que ver las unas con las otras pero que me producen pequeñas felicidades cotidianas, he decidido crear este "cajón desastre" donde encontrar de todo un poco, quizás sin orden, quizás sin lógica, pero al fin y al cabo así soy yo.





viernes, 18 de marzo de 2011

No somos Dioses

Muchas veces el ser humano comete el error de creerse con más poder que los mismos Dioses, reyes del mundo y de todas sus especies, todopoderoso maneja los hilos del futuro de nuestro hogar, de nuestra Tierra. Y el planeta resiste, aguanta estoicamente sus envites, sus expolios, su maltrato, soporta sus ansias de poder y de ambición desmesurada de control sobre todos los recursos, sobre todos los elementos. Arrogante y vanidoso se cree con la autoridad de manejar a cada una de las especies con las que comparte medio, se cree con la capacidad de decidir el presente y el futuro de cada una de ellas, se cree un ser superior con licencia de actos ilimitada y sin censura.

Y el planeta aguanta, pero se queja.

Y cuando el planeta se queja, cuando ruge nuestro mundo, nos damos cuenta de lo vulnerables y de lo ridículamente pequeños que somos. La tierra tiembla bajo nuestros pies, los mares se alteran, el agua inunda ciudades, los volcanes entran en erupción, los ciclones se suceden, el hielo antártico se funde… la tierra se queja, y parece que nadie la escuche.  Pero con sus quejas arrastra miles de vidas, y quizás es su manera de llamar nuestra atención, de pedirnos un poquito menos de orgullo de raza superior y un poquito más de humildad para cuidar el único Hogar que tenemos.

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